1. La que busca encuentra...


    Fecha: 30/04/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    Es evidente que mi mujer disfruta a plenitud el sexo con hombres que se salgan de lo convencional, que la traten un tanto brusco, que la sometan, que no busquen agradar sino hacer lo suyo, que disfruten su vagina a entera disposición, pues con ello se siente atractiva, deseada y cree tener el control de la relación sexual, porque en cualquier momento puede querer parar y ahí, nada que hacer. La fiesta terminó.
    
    Sin embargo, no es lo común. Fue el tamaño del pene de su primer corneador lo que la convenció de arriesgarse en la aventura, pero también la actitud decidida de aquel hombre, que, ante sus dudas, perseveró para hacer realidad su fantasía y poder fornicar a la señora casada en frente de su marido. En aquel momento su comportamiento me pudo parecer un tanto desconsiderado hacia mi mujer, pero ella, al contrario de lo que yo estaba pensando, lo disfrutaba al máximo. Tal vez el sexo en el matrimonio es predecible, de modo que todo lo que aquellos parejos eventuales hagan resulta atractivo.
    
    Pasábamos el fin de semana visitando un pueblo pequeño, de clima frío, algo conservador y coloquial en cuanto a la oferta de entretenimiento para adultos, de modo que las actividades estaban centradas en la visita de museos, sitios de interés, monumentos, lugares turísticos y visita a restaurantes, principalmente. Después de dos días, prácticamente dedicados a recorrer el lugar y sus alrededores, decidimos explorar para ver qué nos ofrecía la noche.
    
    En principio, nada raro. ...
    ... Pueden ir a la Fonda campestre, al restaurante del Hotel Internacional. Eso es como lo mejorcito por aquí. Pero hay también varios restaurantes, más pequeños, que quizá también les pudiera gustar. O la cervecería. Solo hay una. Bueno, preguntaba yo, curioso, al botones del hostal donde nos alojábamos. Y ¿a dónde nos recomendaría ir? Tal vez al Hotel Internacional. Es muy solicitado. ¿Y qué de la cervecería? Pregunté. Por lo general, allí solo van hombres y a veces el ambiente es pesado. Hay discusiones, peleas, riñas; cosas de borrachos. Tal vez no sea un lugar tranquilo para ustedes. Bien, dije, le agradezco la información.
    
    Bueno, ya oíste, le dije a mi esposa, ¿a dónde vamos, entonces? Vamos a la tal cervecería, respondió ella. De pronto es pura fama lo que se dijo. Echemos un vistazo, y si no nos gusta el ambiente, pues nos vamos para otro lado, o volvemos al hostal. Okey, respondí. Entonces, arreglémonos y vamos.
    
    Me llamó la atención que ella se vistiera de manera inusual, un tanto atrevida tratándose de un pueblo pequeño, donde los lugareños eran campesinos, comerciantes y uno que otro visitante. Solo atiné a comentar que el clima estaba frío y era mejor ir abrigados, así que optó por colocarse un abrigo encima de su indumentaria de carnaval. Y, aunque no me pareció lo adecuado, no pronuncié palabra al respecto.
    
    Llegamos a la famosa cervecería, que no era otra cosa que un bar común y silvestre. ¡Claro! Pero su nombre era “La cervecería”. Llegamos a eso de las 8 pm ...
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