1. La mamá de Joaquín, Cap 7 (Final)


    Fecha: 22/03/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    Andrea
    
    Estoy recostada sobre la cama, boca abajo. Hace calor, por lo que mi desnudez se siente agradable. La casa está silenciosa, más silenciosa que cuando Rubén todavía vivía. Es raro, pero es así. Es de esos silencios que hacen mucho ruido, que te obligan a conversar con tu consciencia.
    
    Pero no quiero hacerlo. Ya derramé muchas lágrimas durante el último mes. Ya me sentí lo suficientemente culpable y asqueada de mí misma. Sí, a pesar de lo que decía la carta, así me siento.
    
    Pero hoy no.
    
    Hoy Joaquín se fue a pasar la noche con sus amigos de la escuela, y después se queda a dormir en lo de Ramoncito. Un buen chico Ramoncito. Ojalá todos sus compañeros fueran así. Pero la cuestión es que me quedo sola, y no quiero lidiar con mis fantasmas.
    
    El fin de año se me viene encima. Joaquín ya está dejando la adolescencia, y yo descubro cada día nuevos surcos en mi cara. Son casi imperceptibles, pero ahí están. Y aunque no anuncien una prematura vejez, si evidencian el final de la juventud exacerbada, que, por momentos, absurdamente, creí que duraría para siempre.
    
    Escucho el leve crujido de la puerta delantera. Le pedí que no hiciera ruido. Pero supongo que le resultó imposible.
    
    Hago de cuenta que no me percaté de su presencia, que no escucho los pasos, casi inaudibles, dirigiéndose a mi cuarto. Muevo la cabeza. Ahora la mejilla derecha está apoyada en la almohada. Miro en dirección contraria a la puerta de la habitación, la cual está abierta. Mi pelo está ...
    ... suelto, con una prolijidad innecesaria, cubriendo mi espalda, hasta la cintura. Mis nalgas y piernas, completamente depiladas. Flexiono una rodilla. Mi sexo ya húmedo siente en él una leve brisa que viene de no sé dónde. Se siente muy rico.
    
    Ahora él entra al cuarto. No lo miro, no lo quiero ver. Es un intruso. Un Cuco. Si finjo que no está, quizá se vaya.
    
    Dedos ásperos corren mi pelo a un costado y acarician mi espalda. Siento que mi cuerpo se estremece. Se me hace la piel de gallina. Los labios se posan en mi piel. Hacen un ruido de sopapa, y dejan una marca de humedad.
    
    —Por favor, no me lastime. Tome lo que quiera, pero no me lastime. —Le suplico, sin mirarlo.
    
    —¿Lo que quiera? ¿Puedo tomar lo que quiera?
    
    —Sí, pero por favor no me haga daño. —susurro.
    
    —Entonces voy a tomar esto. —dice, mientras sus manos se posan en mis nalgas. —Voy a tomar todo esto. —Reafirma. Recorriendo con la otra mano, todo mi cuerpo, a lo largo.
    
    —Tome lo que quiera. Soy pobre y viuda. No puedo darle más que esto.
    
    —Con esto me alcanza. — me dice.
    
    Un dedo se mete entre mis nalgas. La punta se frota sobre mi ano. Se siente mojado. El masaje es agradable. Enseguida se entierra unos milímetros. Nunca me metí nada por ahí. Nunca le vi la gracia. Pero se siente rico. Ahora una falange es introducida por completo. Los dientes se cierran en mis nalgas, y luego una mano abierta me golpea en el mismo lugar.
    
    —Por favor no me lastime. —Le suplico, aunque el mordisco se sintió como un ...
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